GRIT, el poder de la pasión y la perseverancia. Parte II


Interés y práctica

Dedicarse a lo que nos apasiona implica descubrirlo primero, el secreto para ello está en cuestionarnos aquello en lo que pensamos constantemente, lo que nos importa y en lo que nos gusta emplear nuestro tiempo. Cuando se tenga una cierta idea de lo que es, es vital experimentar y probar hasta corroborarlo. Es decir, después de descubrirlo, hay que desarrollarlo.

La paciencia es una aliada clave en el proceso de desarrollar un interés. Dado que lleva tiempo, es necesario seguir ahondando, involucrando personas con intereses comunes y recurriendo a mentores que estimulen el aprendizaje continuo, así se habrán acumulado años de conocimientos, experiencia, además de confianza en sí mismo y curiosidad por continuar cultivando la pasión. En síntesis, el secreto está en comprender cómo avivar la pasión.

La mayor ventaja del GRIT es simplemente dedicarse durante más tiempo a una tarea. Cómo señala la autora: “quién algo quiere, algo le cuesta”. Según estas palabras, hay que pasar la mayor parte del tiempo intentando hacer lo que aún no se sabe hacer una y otra vez, sin sentirse atormentado por los errores que surjan en el proceso. Esto implica un gran esfuerzo para afrontar un reto que en ocasiones supera nuestras habilidades y exige una gran concentración, analizar la nueva información y aprender.

Aquí cabe resaltar que la práctica deliberada no es igual al “fluir” característico de nuestros primeros años de vida cuando estamos aprendiendo a caminar, pero podrás afirmarte a ti mismo que, “si bien ha sido duro, la he pasado bien en el camino”.

Propósito y esperanza

Cuando estamos dando nuestros primeros pasos por algún proyecto, actividad educativa o laboral, nos cautivamos por una especie de atractivo que muy pocas veces somos capaces de explicar. Ahora es necesario preguntarnos si podríamos mantener un lineamiento solo teniendo un interés. A mi parecer no, ya que el interés viene ligado al gusto, y el gusto es volátil y efímero, así que necesitamos algo más, este es el propósito, el motor que hace que el gusto se convierte en vocación, lo que hace que todas las mañanas nos levantemos alegres, satisfechos, con ganas de disfrutar cada cosa y haciendo algo por los demás.

Un propósito convierte nuestro actuar en una vocación, pero eso no hace que las cosas siempre marchen bien, un propósito no nos hace seres perfectos, nos hace seres conscientes, así que en cualquier momento las hostilidades se hacen presente en algún proyecto que tenemos, para sobrepasarlas, es necesario tener una esperanza viva.

Nuestra esperanza no debe estar fundamentada en el azar, dejando toda la responsabilidad al universo, más bien, debe ser aquella que está convencida que nuestras acciones harán mejorar cualquier cosa que realicemos.

Infúndeles GRIT a los tuyos

Cuando haces algo que querías hacer, se acaba convirtiendo en una vocación. Cuando las personas encuentran algo que les apasiona, lo convierten en su trabajo y le ponen todo el empeño, terminan por sentir mucha pasión por sus actividades diarias, y destacarse en su campo les saldrá de forma natural.

Por ello es importante infundir el GRIT en las personas cercanas, apoyarlos a encontrar las cosas que les apasiona y fomentar la perseverancia sobre esas cosas. Una forma de hacerlo es cuando confiamos que las personas van a lograr lo que desean, les damos un mensaje de confianza y expectativa.

En un estudio realizado por los psicólogos David Yeager y Geoff Cohen tomaron dos grupos de estudiantes y les dieron un feedback sobre un trabajo que les pidieron hacer. A un grupo le dieron el mensaje “Te he escrito estos comentarios porque tengo unas expectativas altas sobre ti, sé que no nos vas a defraudar” y a otro grupo le dieron el mensaje “Espero que estos comentarios te sirvan para el trabajo que has presentado”. Sorpresivamente los estudiantes que recibieron el primer mensaje fueron los que más se animaron a hacer las correcciones sugeridas sobre el trabajo.

GRIT el poder de la pasión y la perseverancia

El campo de juego del GRIT

Desarrollar la perseverancia no siempre es un tema simple, de hecho se han realizado diferentes estudios sobre qué factores pueden incrementar el desarrollo de la perseverancia. Uno de estos factores es “la dificultad”, cuando realizamos tareas que consideramos difíciles, estas fomentan que abordemos las siguientes tareas o retos con mayor energía, resistencia y perseverancia.

Cuando los retos que abordamos en el día a día se mantienen en el mismo nivel de dificultad, un nivel en el cual nos sentimos cómodos, no nos forzamos a mejorar nuestras capacidades ya que tenemos el tema resuelto. El problema viene cuando nos llega un reto que implica una dificultad mayor, es ahí donde nos debemos esforzar para pasar a ese siguiente nivel de habilidad (o apoyar a los demás a hacerlo). Cuando no lo hacemos existe una alta probabilidad de que nos demos por vencidos con el reto que nos exige más.

Sobre este punto se realizó un experimento con animales y también seres humanos encontrando exactamente el mismo resultado. Por ejemplo, imaginémonos que estamos en una escuela de fútbol, nos encanta este deporte y queremos ser muy buenos al practicarlo, el profesor nos empieza a enseñar técnicas básicas como aprender a correr con el balón o hacer pases simples. Después nos piden aprender a hacer algunas gambetas con el balón, es mucho más difícil si decidimos que no somos capaces o no queremos aprender esta habilidad, cualquier reto que siga a este no lo vamos a abordar con energía y perseverancia, así no vamos a seguir creciendo nuestra habilidad al jugar fútbol.

El resultado final será que la persona se queda únicamente con la habilidad de hacer las jugadas básicas y su mente queda bloqueada frente a cualquier reto que implique mayor habilidad. Por ello es tan importante siempre incrementar la dificultad en nuestras prácticas, esto fomenta la perseverancia y maestría.

La cultura del GRIT

Pertenecer a un grupo sea este la familia, amigos, trabajo, hobbies, entre otros, influye en gran medida en nuestra vida, pues en esta convivencia con otros se comparten normas y valores, lo que construye una cultura determinada con la cual se siente identificación, por lo tanto lealtad a un grupo e ideales determinados, lo que ejerce un gran poder sobre sus miembros, el cual puede ser explotado con propósitos tanto positivos como negativos.

Esta influencia hace que la forma de actuar y razonar de los otros que me rodean se convierten en mi propia forma de hacerlo, marcando una identidad e incluso teniendo influencia en mi carácter que para el caso del grit tienen la posibilidad de potenciar la pasión y perseverancia con la que se actúa y se vive. Es por esto que pertenecer a diferentes grupos crea una lógica identitaria a partir de la cual se entiende y explica el mundo, por medio de la cual decido hacer o no determinadas acciones.

“Tener GRIT es seguir dando un paso tras otro. Perseverar en una meta interesante y llena de sentido. Es dedicarnos, día tras día y año tras año, a una práctica que supone un reto. Es caernos al suelo siete veces y levantarnos ocho.” (Duckworth, 2016. pp 366)

 

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