Tips de narrativa para contenidos digitales
Internet ha cambiado nuestra forma de consumir casi todo, y aquí entra también la narrativa, que cada vez tiene que ser más veloz, al punto y enganchadora.
Las mejores reglas de escritura son las que cada uno se traza para sí mismo. No hay una fórmula única en ningún tipo de redacción. Cada uno de los productores de contenido se traza su propia manera de hacerlo. Algunos de forma divertida; otros, con un rigor académico o partiendo de lo emocional. Esto varía no solo de acuerdo con quien lo produce, sino también con el tipo de industria al que se dirige el contenido.
La única regla básica que todo creador de contenidos debe seguir para escribir una buena entrada a un blog es practicar. Cuanto más se escriba, mayor maestría se va a tener en esto, más fácil se hará la labor y se irá encontrando una voz propia, un estilo que se reconozca más allá de la marca con la que esté vestido el guion, el artículo o la simple descripción en la que tanto trabajaste.
Sí, hay muchos elementos técnicos a la hora de redactar un contenido, en los que ya luego ahondaremos en una siguiente entrada: las metadescripciones, las palabras clave, SEO, el número de caracteres recomendados para un escrito, entre otras cosas. Estas variables responden más a un aspecto técnico que a un estilo de escritura como tal y es por ello que queremos dedicarle todo un artículo que aclare tus dudas y te brinde tips para hacerlo.
Pero por ahora hay te daremos algunas recomendaciones que pueden ser tenidas en cuenta para la redacción o ideación de un contenido, y de las cuales podrías hacer uso en caso de que se ajusten a tu estilo de escritura y te ayuden a mejorar el desempeño, la cercanía y el enganche de tus contenidos.
Encuentra aquí algunas de estas y revisa con cuál te sientes más cómodo.
(También te puede interesar saber sobre experiencia de usuario)
1. La narrativa ha cambiado
Durante muchos siglos las leyes de las escritura continuaron siendo las mismas, pero con algunas variantes.
La Poética de Aristóteles ha sido durante más de 2000 años el referente número uno de los grandes narradores. Desde entonces, la estructura narrativa dividida en tres (inicio, nudo y desenlace) fue aplicada en diferentes manifestaciones artísticas como el teatro, la literatura y el cine.
Sin embargo, la inmediatez del mundo digital supone una velocidad de lectura tal que el consumidor debe obviar alguna de estas etapas para no sentir que está “perdiendo el tiempo”. Esto, obviamente, supone un desafío para el creador. En esta línea, el inicio, elemento de la estructura que se plantea como la que presenta el contexto general de la narración, debe ser suprimida o reducida a un punto tal que pareciera no estar.
El tiempo que un usuario invierte en un contenido es cada vez menor y, si no percibe de entrada el valor de lo que está viendo, pues se va y punto. Esto quiere decir que toda narración en la era digital, ya sea un guion para un video, un intento de storytelling, un artículo de estilo de vida o cualquier otra, tiene que empezar en medio de la acción, mostrar cuál es el problema, el objetivo, el fin, e ir dando puntadas de contexto (que sería el inicio de la estructura) a medida que se desarrolla. Así, el usuario no pierde conexión y se involucra de entrada con el contenido que está viendo.
2. Núcleos de significado (dividir el mensaje)
Películas como Lo que el viento se llevó son grandes clásicos del cine, pero, cuando fueron lanzadas, obedecían a otras reglas de la industria. En este momento seguiría siendo la genialidad que en efecto es, pero no tendría la misma audiencia que en su momento. ¿Por qué?, es simple, pocas personas tienen la disponibilidad y la concentración para estar 4 horas seguidas frente a un contenido, cualquiera que este sea.
Pasa igual con los contenidos escritos. Nuevamente, esto afecta a cualquier tipo de narrativa actual: los usuarios no están dispuestos a invertir mucho tiempo viendo una única cosa.
Es por esto que los núcleos de significado se hacen importantes.
¿Los núcleos de qué?
Mira este artículo, por ejemplo, la escritura se podría haber hecho sin numeración, pero esto hubiera producido un efecto negativo en el usuario. Inmediatamente, el lector la hubiera percibido como pesada, ladrilluda o aburrida, y tal vez hubiera sentido que lo que buscaba no estaba en esta página.
Los núcleos de significado son divisiones que facilitan la lectura, por ejemplo, el uso de numeración, viñetas, apartados, etc.
Numerar un texto permite partir la lectura para guiar al lector, incluso haciendo pausas de minutos, horas o días sin perder el significado de lo que venía viendo. Cada núcleo debe tener un significado propio y valerse por sí mismo.
Otro ejemplo de esto, y muy de moda por cierto, son las series web (mira este interesante ejemplo de Intel y Toshiba), contenidos que tienen un objetivo general, pero que se dividen en pequeños núcleos de contenido (capítulos) que hacen que el usuario saque dos o tres minutos diarios para disfrutarlas.
¿Está lista tu marca?
Los cambios son buenos, e implementar nuevos modelos de narrativa tal vez sea lo que tu marca está necesitando. Recuerda, no son norma, tan solo buenas prácticas. Escoge la que creas pertinente para tu negocio y pruébala.
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