El valor oculto del diseño estratégico en UX

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20 de octubre de 2020

Desde hace algún tiempo hemos venido incorporando a nuestras organizaciones roles como diseñador de experiencia, diseñador de interfaces o diseñador de servicios. A su vez, hemos empezado a adaptarnos a ciertos modelos de trabajo propuestos por los mismos y en algunas ocasiones hemos delimitado su función al diseño de interfaces más usables y nada más que eso. Lo que da cuenta de todo lo que nos podemos perder al no extraer todo el potencial que nuestros equipos de diseño.

Aquí es donde comenzamos a hablar de diseño estratégico y cómo los valores ocultos pueden potenciar nuestros futuros proyectos, para que al final del día dejemos de preguntarnos, ¿por qué los productos que desarrollamos no logran el éxito que esperamos?

Antes de nombrar las oportunidades que podemos explorar desde el diseño, es importante destacar lo que es evidente en nuestro quehacer, y está enmarcado en 3 principios:

El primero es velar que lo que diseñamos pueda ser lograble en ambientes de desarrollo; el segundo va en relación al retorno de inversión de nuestra solución, no solo se trata de impactar con un diseño, sino que éste logre los objetivos del negocio; y por último, que diseñemos productos y servicios deseables ante los ojos de nuestro usuarios finales, no hay que olvidar que nuestro usuario siempre debería estar en el centro.

Estas son cosas ya conocidas, pero vitales para el contexto, ahora podremos descubrir algunos valores ocultos que seguramente serán de gran utilidad para comenzar a analizar con los diseñadores y pasar de realizar productos ordinarios a productos extraordinarios.

Valores ocultos del diseño estratégico 

Valores del diseño estratégico 

Entender el negocio

Aquí empieza a cobrar vida el diseño estratégico, parte de nuestro quehacer es salirnos del rol de embellecer solamente las soluciones y volcarnos a entender todo lo que pasa detrás de nuestro cliente; ¿Cuáles son esos objetivos de negocio que perseguimos? ¿Qué limita los proyectos? ¿Cuáles son los riesgos que tenemos? ¿Cómo enfrentamos la propuesta de valor que profesamos?

De esta forma, podremos comenzar a explorar ese contexto y diseñar no solamente pensando en las necesidades del usuario final, sino también, pensando en los objetivos del negocio, potenciando de esta manera el diseño, porque en eso se resume la experiencia, un perfecto equilibrio entre la marca y sus usuarios.

Pensar de forma estratégica

Si bien nuestra formación puede notarse técnica, estamos en capacidad de ser estratégicos y pensar más allá de las soluciones. Parte de nuestras prácticas deberían ir a favor de los números y tomar las métricas como punto de partida a la hora de diseñar, de esta forma podremos fortalecer la relación de las marcas con el entorno con una mayor certeza, diseñando productos que resuelvan los problemas de las personas beneficiando a su vez a las organizaciones.

La ventaja de los diseñadores frente a otras personas con pensamiento estratégico, es que pueden convertir las ideas en funcionalidades o productos que responden a la solución de problemas cotidianos de los usuarios y las empresas de manera lógica.

Pero esto solo será posible si comenzamos a trabajar con los diseñadores en la punta de la cadena productiva, acompañando los procesos del negocio, entendiendo los mercados y a las personas.

Reto con el SEO

Estamos llamados a ser útiles para los usuarios, y no solo hablando desde la experiencia, sino en la calidad de los contenidos que producimos, debemos pensar más allá de las palabras claves y la optimización del contenido para la web.

Ahora es mandatorio cuidar el diseño, que sea claro y que responda a una arquitectura de información optimizada para los motores, evitar el rebote en nuestro sitio, proponiendo una experiencia interactiva que enganche a nuestros consumidores, y ¿Cómo logramos todo esto?

Entendiendo los principios básicos, de ahí parte nuestro valor, el valor oculto que es la suma de pequeños esfuerzos que potencian los productos que diseñamos diariamente.

Hacer parte de los equipos técnicos

Diseño estratégico y equipos técnicos

Y con técnico, nos referimos a los ambientes de desarrollo, a las metodologías, a los insumos y entregables que desde diseño desarrollamos. Para ser más claros, daremos algunos ejemplos:

Conversemos diferentes metodologías:

Así seremos tomados en cuenta como uno más del equipo de desarrollo, habilitaremos de forma constante la experiencia como el centro de todo y tendremos la oportunidad de trabajar con distintos equipos interdisciplinarios que aportarán a nuestro conocimiento como equipo de diseño.

Seamos partícipes de la construcción de historias de usuario:

Como “dueños” de los productos, lograremos extraer un mayor valor si dejamos escrito que esperamos que suceda con el mismo, no olviden que lo que no está en la historia no se hace, y quiénes más adecuados de escribir de forma detalladas las expectativas de una funcionalidad que quienes lo gestaron.

Esto es un llamado a ser explícitos a dejar lo obvio de lado y ser directos en las peticiones que tenemos frente a nuestro producto.

Comunicación con desarrolladores:

Es imperativo fortalecer la comunicación con nuestro equipo técnico, finalmente son ellos quienes darán vida a nuestras ideas. Por lo tanto, debemos aprender a comunicarnos en su propio lenguaje y no se trata de aprender código, va más en comunicarnos en su términos, llevarlos a nuestro espacio de expertise y comunicarles el propósito que compartimos.

Seamos los primeros y últimos testers de nuestros productos:

Solo así podremos descubrir las fallas, los puntos de fuga, las definiciones erróneas, las oportunidades de mejora de manera inmediata. Si se toma el trabajo de revisar el producto, aseguraremos una mayor calidad de nuestros productos, con posibilidades de error mínimas, no olvidemos que los desarrollos se gestan y llevan a cabo dentro de los equipos de experiencia.

Pensar de manera incremental

Si bien parte de nuestras preocupaciones se enfocan en solucionar los problemas actuales o diseñar productos debido a ciertas innovaciones, nuestro ADN debería estar dado para pensar en el futuro, buscar la manera de incrementar nuestros productos, hacerlos cada vez más usables y que aporten al ROI de las empresas, así como a la satisfacción de los usuarios finales.

Lo que desarrollemos debe tener las bondades de continuar creciendo a futuro y seguir dándole solución a los problemas presentes y futuros de las entidades para las que diseñamos.


En esto se resume el valor oculto de diseño estratégico, en la suma de pequeñas acciones que aseguran resultados grandiosos. Este es el resultado de por qué nuestros productos son el reflejo de las cosas que hacemos, porque lo que pasa al interior, cuando se hace con pasión y vocación es el reflejo de lo que sale al exterior.

Y aunque pueda percibirse como una visión generalista de los equipos de diseño, y probablemente lo sea, es el llamado a cuidar los pequeños detalles, porque ese es el diseño, los detalles, y si bien podemos comenzar a explotar a nuestros equipo a visiones más propias, este es un buen roadmap para comenzar a implantar prácticas poderosas que no acerquen cada vez más a lo productos que soñamos.

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