Valorar más la interacción de las personas que a las herramientas

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14 de mayo de 2017

Debemos partir de la base de que los procesos existen en las organizaciones, independientemente de si están o no formalizados; de si son simples o complejos; o de si son prescriptivos o empíricos. Al buscar una solución a un problema de negocio, por supuesto que debe seguirse un proceso que va transformando una entrada en salidas, mediante una serie de operaciones de negocio que tienen sentido y que se relacionan entre sí para lograr un objetivo.

Por qué en las metodologías ágiles las personas y las interacciones son más importantes que los procesos y las herramientas

Para conseguir solucionar estos problemas de negocio, los procesos necesitan una serie de herramientas de distintos tipos. Sin embargo, por más procesos que tengamos adecuadamente definidos y por más idóneas que sean las herramientas que habilitan la ejecución de los procesos, sin personas con conocimiento técnico y actitud adecuada, sin las interacciones oportunas y efectivas, no se producen resultados valiosos.

El espíritu de este valor está soportado en que los procesos y las herramientas deben ser una ayuda y un soporte para guiar y ejecutar el trabajo. Los procesos y las herramientas deben adaptarse a la organización, a los equipos y a las personas, y no al revés.

Cómo se manifiesta este valor del Manifiesto Ágil dentro de Scrum

En el marco específico de Scrum, podemos identificar un sinnúmero de situaciones y comportamientos que se relacionan con este valor. Pero, principalmente, la importancia de las personas y de las interacciones se evidencia en los siguientes escenarios:

  • En el entendimiento del problema de negocio y de las necesidades de los diferentes interesados, así como en las conversaciones que se propician entre estos y el dueño de producto durante todo el ciclo de vida del desarrollo, especialmente en las etapas más tempranas, en las que se definen la visión del producto y las necesidades de alto nivel.
  • En las conversaciones permanentes entre el dueño de producto y los demás miembros del equipo Scrum. Esto aplica tanto para el refinamiento y entendimiento de las historias de usuario como en la retroalimentación permanente durante las iteraciones, pero sobre todo en la ceremonia de revisión del incremento de producto.
  • En el trabajo cotidiano entre los miembros del equipo de desarrollo, pidiéndose y dándose ayuda permanente entre sí, trabajando en desarrollo por pares, en la interacción constante entre desarrollo y pruebas en el equipo, en las reuniones diarias de Scrum y, más que nada, en la comunicación del día a día.
  • En los espacios de reflexión propiciados por el Scrum Master, especialmente en las reuniones de retrospectiva de cada sprint y en las conversaciones que el Scrum Master propicia con y entre los miembros del equipo.

Podríamos buscar y encontrar muchos más ejemplos para argumentar por qué valoramos más a los individuos y a las interacciones por encima de los procesos y de las herramientas, pero la única manera de comprobarlo y ver su utilidad es mediante nuestra propia experiencia. Así que no olvidemos que, si no valoramos lo suficiente a las personas y sus interacciones, los procesos y las herramientas difícilmente nos podrán llevar por sí mismas a la consecución de objetivos y a conseguir resultados de valor.

Lee también: cómo tener equipos más motivados y autónomos por medio de las metodologías ágiles.

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