Pagos transfronterizos: Evoluciona o pierde al "poliamoroso financiero"
Conozcamos a Sofía. Sofía es una diseñadora freelance en Latinoamérica y acaba de cerrar un proyecto con un cliente en Estados Unidos. Suena como un éxito, pero ahora enfrenta el verdadero desafío: recibir su pago.
Hace unos años, Sofía solo tenía una opción: la transferencia SWIFT a su banco local. Esto significaba esperar de cinco a siete días hábiles, pagar comisiones de intermediarios y, finalmente, recibir su dinero convertido a una tasa de cambio poco favorable. Pero esto acabó. Hoy Sofía cuenta con nuevas alternativas que se adaptan mejor a sus necesidades.
En su celular, Sofía tiene una billetera virtual en dólares (como Littio o Dolarapp) donde recibe el pago en stablecoins (USDC) en menos de una hora. Mantiene una parte allí para protegerse de la devaluación. Envía otra parte a su familia como remesa vía blockchain o usando un servicio híbrido (como Félix) que opera por WhatsApp. Finalmente, monetiza solo lo necesario en su banco local.
Sofía es una "poliamorosa financiera". Y lo más importante: resolvió su necesidad de pagos transfronterizos conectando sus productos de banca tradicional con soluciones en dólares digitales.
Este no es un escenario futuro; está sucediendo ahora. La digitalización limitada, los costos y la lentitud de las operaciones tradicionales crearon una brecha que las fintechs están capitalizando a una velocidad asombrosa.
Para la banca tradicional, el reto no es cómo detener este comportamiento, sino cómo evolucionar para ser competitivos y elegidos dentro de este nuevo ecosistema. Es hora de retarse, de transformarse y la banca tiene todo a su favor.
¿Qué es el "poliamor financiero" y por qué redefine las operaciones transfronterizas?
El "poliamor financiero", término que acuñamos basándonos en el comportamiento real del usuario, describe al consumidor que abandona la "monogamia" bancaria. Ya no busca un solo proveedor que lo haga todo; busca conectar múltiples productos de manera efectiva para satisfacer diversas necesidades específicas.
En Latinoamérica cada vez es más frecuente encontrar usuarios que combinan productos de ahorro, crédito y billeteras digitales para gestionar sus necesidades financieras, convirtiéndose en sus propios "orquestadores" financieros.
Aplicado a las operaciones transfronterizas, esto significa que la lealtad se gana en cada transacción. Si su proceso para enviar dinero a otro país es lento o muy costoso, el usuario usará una app de remesas. Si su cuenta en dólares es restrictiva, usará una cuenta virtual basada en stablecoins.
Para la industria, esto es un llamado a la acción: el monopolio de la cuenta de ahorros como centro de gravedad está cambiando. Nos encontramos frente a la emergencia de nuevas métricas de éxito, como lo son la interoperabilidad y la capacidad de competir en un contexto de relaciones globales. Aquí, se ve tanto al cliente completo como su transaccionalidad específica.
¿Cuál es la verdadera necesidad que impulsa la demanda de transferencias transfronterizas?
A menudo, la industria se enfoca en el medio (la transferencia) y olvida el fin. La creciente demanda de transferencias transfronterizas no es solo por movilidad de capital; es por supervivencia y protección patrimonial.
Más allá de las remesas: La búsqueda de moneda fuerte para ahorrar
Si bien las remesas a Latinoamérica son un mercado colosal y en crecimiento (más de 150 mil millones de dólares anuales), la necesidad estructural es más profunda: ahorrar en dólares.
En economías volátiles, recibir un pago en moneda local es perder poder adquisitivo al instante. El usuario (como Sofía) no solo quiere recibir dinero; quiere conservar su valor. Las fintechs entendieron esto, ofreciendo cuentas virtuales en dólares (respaldadas 1:1 por USDC) accesibles desde un celular, sin montos mínimos de apertura y buscando competir con lo que el usuario percibe como fricción burocrática.
El costo de la fricción: ¿Por qué el modelo SWIFT ya no es suficiente?
El sistema tradicional de bancos corresponsales (SWIFT) es una maravilla de ingeniería del siglo XX, pero se está quedando corto en el siglo XXI. Fue diseñado para mover grandes sumas entre instituciones, no para un freelancer que necesita 500 dólares.
El usuario actual, acostumbrado a la inmediatez de las transacciones domésticas (como Pix en Brasil o transferencias inmediatas en Colombia), percibe los días de espera y las comisiones ocultas como un sistema que presenta numerosas oportunidades de mejora.
La fricción es el enemigo de la experiencia y los nuevos jugadores le están sacando el mejor partido a las regulaciones normativas. La banca debe comenzar a capitalizar para su beneficio este escenario.
¿Qué son las stablecoins y cómo están habilitando un nuevo ecosistema de pago?
La gran disrupción tecnológica no son las criptomonedas volátiles, sino las stablecoins. Un stablecoin como el USDC es, en esencia, un dólar digital que corre sobre rieles de internet (blockchains públicas) en lugar de rieles bancarios privados, con un respaldo físico en fiducias en Estados Unidos que le permiten mantener su valor 1:1 con relación al dólar físico.
¿Qué significa esto para los pagos transfronterizos? Que ahora es posible mover dólares 24/7, en minutos, con costos menores por intermediación y cambio.
Los modelos de negocio más innovadores que estamos viendo no son puramente "cripto", sino híbridos: usan stablecoins para el middle-office (el cruce de frontera) y se conectan a la infraestructura local (WhatsApp, cuentas bancarias) para el on-ramp y off-ramp.
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Caso Félix (México): Usa WhatsApp como interfaz, USDC para el movimiento transfronterizo y a Bitso para la liquidación final en pesos mexicanos. Rápido, barato y en el canal que el usuario ya utiliza.
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Caso Saf.money (Guatemala): Permite abrir una cuenta virtual en EE. UU. vía WhatsApp, convierte los dólares a stablecoins y los mueve instantáneamente, eludiendo la red SWIFT.
Estos jugadores están construyendo sobre rieles abiertos y resolviendo la necesidad del usuario con agilidad y en línea con los dispositivos y plataformas que los usuarios usan de forma cotidiana.
¿Cómo puede la banca habilitar nuevos negocios en este panorama?
La respuesta al "poliamor financiero" no es intentar forzar la monogamia. La respuesta es retarse para ser un mejor socio. La oportunidad para la banca tradicional es amplia, pero requiere una verdadera transformación con miras a ser una plataforma financiera abierta.
Es cierto que la banca tradicional opera con limitaciones legales y regulatorias que los nuevos jugadores no tienen. Sin embargo, lo que parece un muro es, en realidad, el activo más fuerte: la confianza, la estabilidad y el cumplimiento. El desafío no es solo de mentalidad, sino de estrategia para apalancar esa confianza en un ecosistema abierto.
Deja de construir muros y empieza a construir puentes (APIs)
La estrategia ganadora es aquella con visión de futuro y alineada con las nuevas formas de relacionamiento financiero. Ya no se trata del "producto todo en uno". La estrategia es la orquestación y el Open Finance. El comportamiento "poliamoroso" de Sofía, de hecho, es el que demanda este ecosistema abierto.
Pero para que el Open Finance pase de ser un concepto a ser un generador de negocio, la interoperabilidad debe basarse en un activo clave: los datos. Habilitar APIs seguras y eficientes requiere una arquitectura de datos para Open Finance que permita conectar, compartir y monetizar la información de forma inteligente.
Esta combinación de ecosistema abierto y datos estructurados es la que finalmente habilita la verdadera ventaja competitiva: la hiperpersonalización financiera.
En lugar de perder a Sofía frente a una fintech de remesas con un producto genérico, la hiperpersonalización le permite a tu institución anticipar su necesidad de mover dólares y ofrecerle una solución a medida, en el momento justo y con el costo adecuado.
El valor de la estabilidad: ser el "socio preferido"
Convertirse en un "socio preferido" en el ecosistema "poliamoroso" de Sofía no significa ganar todas sus transacciones, sino ser su puerto seguro.
El escenario financiero también es de matices. Negarlo es irracional. La banca tradicional sigue siendo la alternativa de respaldo y la opción principal cuando el tiempo no apremia o hay una mayor aversión al riesgo. Los usuarios perciben a la mayoría de entidades bancarias tradicionales como estables y robustas a la hora de disponibilizar productos en dólares a través de canales digitales.
En el caso de las operaciones transfronterizas, la verdadera oportunidad no es competir contra otra institución, sino convertirse en la plataforma sobre la cual esa remesa se liquida de forma segura, eficiente y con un costo razonable.
Una vez habilitado esto, las preguntas se vuelven estratégicas: ¿Por qué no permitir que las fintechs de remesas usen su infraestructura de liquidación? ¿Por qué no flexibilizar las cuentas offshore y conectarlas vía API al ecosistema donde vive Sofía?.
La banca posee el activo más importante: la confianza y el cumplimiento regulatorio. El siguiente paso es exponer esa confianza a través de soluciones ágiles y personalizadas.
El desafío: Transformar el Core o habilitar soluciones ágiles
Sabemos que transformar un core bancario tradicional es complejo; a menudo es el gran reto del legacy tecnológico de la banca. Sin embargo, la evolución no solo es posible, sino necesaria, y la ruta para lograrlo pasa por migrar de ese legacy a un core bancario nativo en la nube.
Esta base tecnológica es la que permite habilitar dos caminos paralelos cruciales para la banca:
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Optimizar el presente: Reducir la fricción de los productos existentes. Digitalizar el onboarding a cuentas en dólares y transparentar los costos de SWIFT.
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Habilitar el futuro: Crear spin-offs o soluciones satélite ágiles que puedan interactuar con estos nuevos rieles (stablecoins), experimentar con modelos híbridos y aprender del mercado en tiempo real.
Conclusión: El futuro de los pagos transfronterizos no es la exclusividad, es la relevancia
Sofía, la "poliamorosa financiera", no va a desaparecer. Al contrario, representa a la próxima generación de consumidores financieros.
La pregunta para las instituciones ya no es cómo retener al cliente, sino cómo ser relevantes en un ecosistema abierto. La banca tiene la oportunidad de capitalizar sobre sus fortalezas (seguridad, reconocimiento, respaldo) y renovarse para competir dentro de las nuevas formas globales de relacionamiento financiero.
Los pagos transfronterizos llegaron para quedarse. En Pragma, estamos convencidos de que el único camino es el de la evolución. Estamos aquí para habilitar esa transformación.
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