Lean UX ágil para crear experiencias consistentes
Hablar de UX puede remitir a algunas personas a pensar solamente en wireframes, es decir, esqueletos compuestos por líneas, cuadros e íconos que forman el “borrador” de un sitio web, móvil o de una app, antes de que pase al diseñador o al desarrollador web.
Sin embargo, el área de experiencia de usuario tiene diferentes aristas, las cuales, al trabajar de manera unida, logran la satisfacción total de los consumidores en la relación online que tengan con una marca determinada.
En esta ocasión, la capacidad UX quiere dar a conocer uno de los elementos que hacen que la experiencia de usuario sea enriquecedora: Lean UX.
Teniendo en cuenta que en Pragma creemos en el agilismo como metodología para generar valor a nuestros clientes, esta tendencia se ajusta perfectamente como método de solución para una problemática de negocio o de producto.
Lean UX es la mezcla de metodologías ágiles y temas de usabilidad, donde se busca darle más importancia a la experiencia que se genera con la creación de un producto que a los entregables que surjan de este.
Mediante hipótesis que se irán refutando o afirmando a lo largo del proceso y que serán conocimiento validado, el producto es testeado por usuarios para comprobar su efectividad, eficacia y satisfacción.
Las hipótesis cumplen un papel esencial porque nos permitirán comprobar si lo que se planteó en un comienzo fue correcto o si, por el contrario, las ideas estaban alejadas completamente de la realidad del usuario. Es por esto que el usuario final testea el prototipo desde su fase de elaboración con herramientas digitales que permiten hacer sketches funcionales o incluso como boceto en un papel.
Al permitir que el consumidor final interactúe desde la parte inicial, se tienen en cuenta cambios que pueden surgir inesperadamente y virar el rumbo del proyecto, o cambios que ayuden a pulirlo y madurarlo para estar cada vez más cerca del producto ideal.
Es importante entender en Lean UX que nosotros como organización no somos consumidores finales, así algunos de los que trabajamos aquí vayamos a utilizar el producto en algún momento; somos los “padres de la criatura”, y por esta razón nuestro juicio puede sesgarse al momento de probarlo.
¿Quiénes son mis usuarios?, ¿dónde ponen el esfuerzo en primer lugar?, ¿cuáles son las características que más valoran?: estas son preguntas que deben ser respondidas mediante pruebas de usabilidad que acerquen el usuario al producto y lo lleven a resolver una acción determinada. Así es posible estudiar la manera como la resuelven y la forma en que se comportan al hacerlo. Más que contarnos qué les gusta y qué no, debemos observar lo que hacen, percibir lo que quieren y agregar valor de acuerdo con lo que esperan.
Por eso, debe definirse un grupo de usuarios que por sus cualidades conformen una muestra representativa de nuestro público final y con quienes se llevarán a cabo las evaluaciones de usabilidad.
Trabajar bajo la metodología Lean en el campo UX permite entregar mejores resultados al entender la visión del negocio de manera holística, lo cual aporta flexibilidad mediante la fusión de los conceptos y la efectividad en los entregables, integrando todas las partes involucradas en el desarrollo del proyecto.
¿Cómo lograrlo en Pragma?
La ejecución de los proyectos dentro de la metodología ágil debe ser una premisa que vincule a todos los equipos de Pragma (no solo a implementación), de esta manera se asegura la generación de valor desde todos los frentes: estrategia, diseño, experiencia de usuario y desarrollo.
Por tanto, proponemos la ejecución de los proyectos con dos equipos: Diseño de Experiencia y Desarrollo.
Diseño de experiencia
Está conformado por Estrategia, Diseño y Experiencia de Usuario. Debe ir un sprint adelante del desarrollo, definiendo la interfaz de cada una de las funcionalidades del portal web, móvil o de una app.
Desarrollo Realiza la implementación y certificación de las funcionalidades del sprint.
Luego de cada release, los resultados son sometidos a un análisis por el equipo de métricas, que ofrecerá insights acerca del uso y desempeño de las funcionalidades en producción con el fin de medir y hacer recomendaciones de mejora, en caso de ser necesarias.
Lograr este trabajo en equipo es un compromiso que debe involucrar a todas las capacidades, pues nos permitirá generar conocimiento asimétrico para crear productos con valor para el consumidor final de nuestro cliente.
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