Tal y como explica Michael Porter, la estrategia permite crear una posición única y de valor en el mercado, llegando a tener una ventaja competitiva.
Sin embargo, si lo vemos desde un panorama aislado de los negocios o el mercadeo, no solo se encuentra ahí sino en la mayoría de las cosas que hacemos o nos proponemos en nuestras vidas, algunas más complejas y otras más sencillas.
Entonces, viéndolo de esa manera, la estrategia, es un “conducir” y son esas decisiones que elegimos y guían las actividades o acciones que haremos, o las que no haremos para lograr un objetivo; suele confundirse con un plan de acción o un conjunto de tácticos, los cuales son pasos, actividades o proyectos que hacen que la estrategia se cumpla o tome forma, es decir, lo que normalmente vemos.
Triangulación estratégica
La estrategia nace de un proceso de pensamiento crítico, análisis y de detectar cuál es la mejor opción o la que nos hace más relevantes. Para esto, debemos estudiar tres elementos o estadios que llamamos triangulación estratégica y que como un GPS o satélite nos permite acercarnos a la mejor ruta que nos dará una ventaja competitiva como marca y alcanzar nuestros retos u objetivos.
1. Contexto o entorno competitivo
¿cómo está el entorno y cual es mi posición en éste? Hay que considerar tendencias, influencia cultural de la región, qué hacen marcas de la competencia y otros referentes con los que se comparte la misma audiencia. Esto aportará a la creación de valor que sea vigente frente a las tendencias, la cultura y la competencia.
2. Público
¿Quiénes son?, ¿cómo se comportan?, ¿qué cosas les interesa y cómo podemos solucionarlo? Los resultados de esta información proporcionan el conocimiento para detectar el lugar que podamos conquistar en el usuario y ser relevantes para ellos.
3. Negocio/marca
¿Qué quiero lograr? ¿con qué herramientas cuento para lograrlo? y ¿cuál es mi promesa de valor? La marca debe darnos aquellos que nos hará diferentes, pues el contexto y el público son iguales para todos los competidores, sin embargo, cómo se comporta la marca y el propósito que sigue en combinación con el público nos dará el verdadero diferencial.
Elementos de una buena estrategia
Es importante tener en cuenta que para tener una buena estrategia necesitamos una mirada a largo plazo, una propuesta de valor única en relación con nuestra competencia, mucho análisis y reflexión, y que el negocio o marca pueda soportarla.
Hay un último elemento que debemos comprender: las estrategias no pueden ser eternas, y más ahora que el mundo digital y la globalización llevan a las personas y a los entornos a cambiar, por lo que las estrategias deben ser flexibles, medibles y dar cuenta de sus resultados para orientar los planes de acción o tácticos. Si una estrategia no se sincroniza en el constante ir y venir de las comunidades y sus contextos puede correr el riesgo de quedarse en lo básico y no tener éxito.
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Para entender mejor qué es estrategia, no nos quedemos en la definición, porque como dijimos, la estrategia está en todo lo que vemos, por eso, analicemos un referente conocido por la mayoría, la estrategia de Aladdín para casarse con la princesa Jazmín.
Ejemplo de estrategia