Innovación ágil para entender a los usuarios
Al menos 50 años atrás, antes de la llegada de internet, el comportamiento de los consumidores cambiaba cada década, después cada lustro, pero en la era digital es cada vez más rápido y evoluciona tanto como la tecnología. Todo el tiempo, las personas cambian su forma de comprar, de comunicarse, de pensar y de consumir, además, son más exigentes a la hora de elegir un producto o servicio.
La forma como interactuamos es distinta, tenemos más libertad de elección y nos dejamos llevar por experiencias emocionales y gratificantes sin olvidar la funcionalidad, así como la necesidad. Precisamente, las empresas deben comprender esos cambios en los usuarios para innovar y tomar decisiones en tiempo real.
La transformación digital le exige a las marcas centrarse en el cliente para adaptarse a sus necesidades de manera ágil, de lo contrario, perderán oportunidades en el mercado. Sin cultura ágil, una empresa no podrá identificar los cambios en el comportamiento de los usuarios, adaptarse ni sobresalir para estar a la altura de sus exigencias. Lee: La era del consumidor, el reto de las marcas
Si una empresa no analiza el entorno ni adopta una cultura ágil no podrá reinventarse. Por esta razón, la transformación digital y el agilismo permiten que alrededor del cliente se establezca un modelo de negocio enfocado en brindar experiencias originales y con valor.
Pablo Mejía, agile Coach de Prama, explica que para que una organización iguale o mejore la velocidad del cambio, es necesario que al interior de esta haya una transformación profunda, desde la innovación, hasta el despliegue de los productos y servicios que ofrecen.
En ese sentido, el agilismo permite que una organización aprenda más rápido de sus consumidores, competidores y del entorno en general para adaptarse de una forma más rápida. “Esa es la relación íntima que tiene la transformación digital con la cultura ágil”, agrega.
Equipos ágiles
Un proceso de transformación ágil requiere de equipos de alto desempeño que se adapten a los cambios, mejoren constantemente, eliminen obstáculos, analicen el entorno en el que se mueve la marca y resuelvan problemas de alta complejidad.
Estos equipos tienen la capacidad de tomar decisiones; enfocarse en la acción y asumir riesgos para adaptarse a los cambios aprovechando las herramientas tecnológicas y su conocimiento.
Si una empresa tiene una transformación ágil ofrece mejores experiencias porque los equipos de la organización no trabajan en silos o áreas aisladas con un conocimiento vertical, sino que se salen de ahí para pensar en el usuario.
“Es como si cambiaran de vecindario, tienen el conocimiento de esos silos, pero ya no pertenecen a ellos, trabajan en función de unos objetivos integrados, favoreciendo al cliente. Cuando están todos juntos pensando en un mismo objetivo de negocio, son capaces de sacar un producto más rápido y de mayor valor”, resalta Pablo.
Las personas se salen de la caja, empiezan a trabajar en equipo, a ayudarse entre sí, a hacer las cosas más allá de su rol y a escuchar a los otros para entender el valor que están generando, tener más autonomía, mayor responsabilidad, autogestión y poder de decisión. Los equipos tienen resultados cada vez más iterativos e incrementales, evalúan su trabajo de manera constante para mejorar.
Pablo explica que los beneficios del agilismo dependen del nivel al que este marco de trabajo se aplique en una empresa. Por ejemplo, si un área de la organización decide adoptarlo, sus proyectos tendrán más velocidad, es decir, se incrementa el número de proyectos solo por cambiar el trabajo.
Mientras que si se habla a nivel de un proyecto, el resultado es un alcance mucho más valioso que lo que estaba programado al principio porque en la mitad pudieron cambiar lo trazado, de acuerdo a los aprendizajes, lo que le da mayor valor a un cliente y dinamismo a las líneas de negocio o servicios, habrá un plus diferenciador en el mercado.
Entre tanto, si el agilismo se implementa en toda la organización, ésta aprende a adaptarse más rápido al mercado, comprende a tiempo los cambios de los consumidores; además los colaboradores de la empresa están felices y se reduce el índice de rotación.
Sea cual sea el nivel de la transformación digital en la empresa, las marcas siempre deben tener como centro al cliente para cumplir con sus expectativas. En ese sentido, la experiencia de usuario se convierte en un eje fundamental al momento de desarrollar un producto o servicio.
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